América Latina es una de las zonas más activas del mundo en el desarrollo de políticas de inclusión social y democratización del acceso a las TIC.
A lo largo del continente, encontramos proyectos como el Centro de Innovación en Chile, ProInfo en Brasil, Red Escolar en México, o el Programa de Informática Educativa en Costa Rica. Además, también existen Educ.Ar en Argentina, Colombia Aprende en Colombia y Plan Ceibal en Uruguay.
Todas estas iniciativas, creen firmemente en romper la brecha digital y promocionar la equidad en el uso de las tecnologías e internet y comparten la misma finalidad. La de mejorar las oportunidades de acercamiento a la información y al conocimiento facilitando el desarrollo socio-cultural de las personas y de los países.
El aprendizaje móvil se ha visto potenciado en los últimos años gracias al uso de dispositivos móviles. Ya no es necesario tener un ordenador para conectarse a internet por lo que se requiere desarrollar contenidos en formato adaptativo y responsive.
Este formato adaptable a los dispositivos facilita la visibilización y el acceso a los contenidos. Además, permite diseñar nuevas estrategias de construcción de conocimiento, de enseñanza y de aprendizaje a través del denominado m-learning.
El m-learning y la ubicuidad
La presencia del m-learning es un elemento de inclusión social en contextos sociales y económicos que no son demasiados favorables. Generalmente, la causa suele ser debido a su localización (zonas rurales o alejadas de núcleos urbanos). Además de que cuentan con muy bajos niveles de acceso a la formación formal.
Una de las características del aprendizaje móvil es la ubicuidad. Esto, facilita que los dispositivos móviles se conviertan en una gran puerta de acceso al conocimiento. Un acceso que antes era inexistente para los sectores excluidos de la sociedad como lo son las mujeres y niñas latinoamericanas.
Rompiendo la brecha social y de género
Pero, estudios recientes dan muestras del avance en estos sectores ya que el 77% de las mujeres habitantes de zonas rurales cuentan con un terminal móvil financiado con sus propios ingresos. El uso de este tipo de dispositivos tienen un gran potencial de desarrollo cuando se emplean para la inclusión social de colectivos excluidos.
De esta manera, la utilizacion de los dispositivos móviles permite formar, alfabetizar, fortalecer la construcción de redes colaborativas y empoderar a la población. Una población que ve vulnerada sus derechos fundamentales para que desarrollen mecanismos de participación ciudadana y política.
Nos encontramos inmersos en un nuevo y apasionante marco: el uso de la tecnología para la inclusión social. Un enfoque que da una vuelta de tuerca al uso de las TIC con el fin de facilitar y promover la inclusión digital en sectores marginados de la sociedad. Para ello, propone el uso de las tecnologías digitales como promotor de un proceso de inclusión social.
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